Klaus Kinski nació el 18 de octubre de 1926 y murió el 23 de noviembre de 1991. Famoso y controvertido actor alemán, considerado como la última gran estrella del cine alemán. Su auténtico nombre era Nikolaus Karl Günther Nakszynski. De padres polacos, nació en Zoppot, Danzig, Alemania (actualmente Sopot, Polonia) y murió en Lagunitas, California (Estados Unidos).
Kinski sirvió en el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial a causa de las levas forzosas de las Juventudes Hitlerianas, aunque la mayor parte del tiempo la pasó como prisionero de guerra, bajo control británico. Al finalizar la guerra, empezó a actuar en obras de teatro con una troupe ambulante, cobrando fama con sus monólogos de William Shakespeare y del patriarca y prócer de los poetas malditos, François Villon, además de trabajar con grandes directores teatrales que inculcaron el él principios propios del teatro de la crueldad y conceptos de la teoría de la representación que utilizaría durante toda su carrera. Pero pronto pasó a la industria del cine, que consideró mucho más rentable.
Debutó en el cine en 1948, en el film Morituri. Actuó en un gran número de películas, casi todas ellas de ínfima categoría, como él mismo reconocía, llegando inclusive a decir "Soy una prostituta. Hago esta basura por el dinero, nada más". No obstante, algunas de ellas fueron películas memorables dentro de sus repectivos géneros, como Doctor Zhivago (David Lean, 1965) y Per qualche dollaro in più (Por unos pocos dólares más o La muerte tenía un precio, Sergio Leone, 1965). Alcanzó cierto renombre con sus papeles de psicópatas y dementes llegando a ser de alguna manera estereotipado en dichos roles.
Su participación en Angel (Venus in Furs o Paroxismus) en 1968, fue el punto de encuentro con uno de los directores con los que más conectó (quizá más que con Werner Herzog), Jesús Franco. Con el director madrileño trabó una gran amistad, quizá debido a la peculiaridad de ambos caracteres. El director es de los pocos que recuerdan con placer a Kinski, afirmando que lo prefiere a él con su locura y temperamento, que a un Christopher Lee, por ejemplo, "demasiado señorito inglés". Otras películas que realizó con Franco fueron Jack the Ripper, El conde Drácula, Justine (Deadly Sanctuary)...
La reputación internacional de Kinski se forjó gracias a sus colaboraciones con el director Werner Herzog —a quien, curiosamente, había conocido cuando Herzog era todavía un niño, pues habían compartido pensión en Berlín— en las películas Aguirre: la cólera de Dios, Woyzeck, Fitzcarraldo, Cobra Verde y Nosferatu, el fantasma de la noche. Entre Herzog y Kinski siempre hubo una difícil relación profesional que se podría calificar de amor-odio y que quedó plasmada en el documental Mi enemigo íntimo, en el que Herzog afirma que ambos llegaron a planear asesinar al otro. Ya desde un inicio, las tensiones entre la dupla Herzog-Kinski habían tocado picos peligrosos y se amenazaron de muerte en repetidas ocasiones. Por otro lado, la actitud de divo que ostentaba Kinski en las filmaciones le granjearon numerosos enemigos, hasta el punto de que, según Herzog, en una ocasión un jefe indio se le ofreció para matar a Kinski. El actor plasmó su rencor y resentimiento hacia Herzog en su autobiografía, en la que dice, refiriéndose a Herzog: "sucio bastardo, que no sabe nada de cine, todo lo rodé yo, no tiene nada de cultura, es un analfabeto" y sigue "le rompería la cara, le cortaría la cabeza, lo mataré con mi fusil de balines". Tal vez el mejor pasaje es cuando comenta el día en que el actor regaló al director unos carísimos pantalones de marca, durante el rodaje de Fitzcarraldo, y el director los llevó "pedorreados" durante todo el tiempo que duró la filmación. Afirma también que es un "cagado y gallina", que le tiene miedo a los indígenas, y que es un cruel y vil que maltrata a los animales y a la gente de su troupe. En fin, para completar el cuadro, hay que decir que Werner Herzog afirma que estos insultos fueron una maniobra publicitaria planeada por ambos.
En cualquier caso, las colaboraciones de ambos son consideradas verdaderas obras maestras del cine y, de acuerdo con muchos críticos y aficionados, el mejor trabajo de ambos se produjo cuando hubieron de colaborar, ya que por separado ninguno de ambos alcanzó tales cotas de genialidad.
La más turbulenta colaboración de Kinski con Herzog fue, sin duda, Cobra Verde, en la que representaba al tratante de esclavos Francisco Manoel Da Silva. Durante el rodaje, Kinski atacó físicamente a Herzog y abandonó el set sin haber concluido la filmación. Dicho episodio terminó de romper la relación entre Kinski y Herzog.
Después de la ruptura definitiva entre los dos artistas, Kinski siguió interpretando papeles en films de muy diverso tipo. Llegó a participar incluso en un film como Las frutas de la pasión, en la que afirma que los actores realizaban el acto sexual de verdad. Otros films de esta época son Androide, La chica del tambor, Venom, Psicópata, Crawlspace... Volvió al papel de Nosferatu en Nosferatu a Venezia y en 1985 rodó a las órdenes del director español Fernando Colomo El caballero del dragón. Parece ser que en este rodaje, Kinski intentó arrancar con la mano las barbas del director y se subió a las espaldas de Fernando Rey.
Su última película, rodada en 1989, marcó su debut como director, guionista y hasta montador, por supuesto con él como protagonista. El título fue Kinski: Paganini, o solamente Paganini, ambicioso proyecto que en inicio pretendía ser una miniserie de 16 horas para la televisión italiana. Según Herzog, Kinski le pidió que dirigiese esta cinta, pero su relación se hallaba tan deteriorada que Herzog declinó el proyecto, asumiendo total control el impulsivo Kinski. Una vez que los responsables y productores del proyecto tuvieron acceso al material inicial que Kinski estuvo filmando decidieron abortar el rodaje, accediendo a lanzarlo como un largometraje y ya no como teleserie. El film terminó siendo un caótico y colorido reflejo de la singular personalidad del actor. El film recibió críticas negativas, que unidas al fracaso económico de la cinta terminaron por defenestrar el proyecto.
A causa de la gran cantidad de papeles de loco y asesino que representó a lo largo de su carrera, y a su comportamiento obstinado y a menudo obsesivo, se le solía considerar un genio demente. Se casó tres veces y, según su propia autobiografía, tuvo al menos cinco hijos, de los cuales a tres (Nastassja, Pola y Nikolai Nanhoï) trató como tales. Los tres son actores.
Kinski, que se había retirado del cine y de la vida pública, preparaba sus memorias cuando murió, a los 65 años, en Lagunitas (California), de un ataque al corazón. Se dice que cuando Fernando Colomo fue informado de la muerte del actor alemán, no pudo evitar decir: "Descansemos en paz".
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